Joshua Redman es uno de los intérpretes más destacados e interesantes de la escena jazzística actual. El cuarteto del saxofonista norteamericano giró por Europa hace unos meses presentando su nuevo disco, «Walking Shadows» (Nonesuch, 2013), un álbum producido por su amigo y colaborador Brad Mehldau, en el que presenta una exquisita colección de baladas, entre clásicos y composiciones propias, en las que por primera vez incluye arreglos orquestales de cuerdas, pero su forma de tocar no cambia, interpreta con su habitual fluidez y desparpajo, dominio absoluto del instrumento, además de una perfecta conexión con su banda. El pasado mes de mayo, Redman pasó por Galicia gracias al VI Ciclo 1906 de Jazz, pero por cuestiones de agenda del intérprete no pude charlar con él en aquel momento. Me pidió un cuestionario y dijo que me enviaría las respuestas por correo. Cumplió.
¶ En esta gira presentas Walking Shadows. (Nonesuch Records, 2013). En principio sorprende que se trate de un disco de baladas en el que además de incluyes por primera vez una sección orquestal de cuerda. ¿Se trata de algún tipo de reto?
¶ Creo que cada situación musical en la que me he visto, de alguna forma es un reto: es una de las razones por las que adoro tocar jazz. El jazz es a la vez una inspiración y un reto tremendos. Cada vez que improvisas, que es en lo que consiste el jazz, afrontas un reto. En ese momento tienes que buscar ideas y sentimientos y formularlos de acuerdo a un sentido y un contexto, el del lugar y el público para el que estás tocando, además de los músicos que te acompañan. Así que en cada situación musical, como intérprete, si es una buena situación, la percibo como un reto. Pero sí, con este disco, Walking Shadows, me estaba adentrando en un territorio que me resulta muy poco familiar como músico de jazz, porque la mayoría de mis discos anteriores son discos con grupos pequeños, trío, cuarteto, quinteto, y este es el primero que he hecho con mi nombre con una instrumentación mayor. Creo que el reto fue encontrar una forma para integrar el sonido crudo y directo de un grupo pequeño con la suavidad y elegancia del sonido de la sección de cuerdas, que viene desde una perspectiva más cercana a la clásica. Pero, de forma sorprendente, todo resultó ser muy, muy natural, lo que dice mucho de los arreglos de cuerda y el trabajo que les dedicamos, además de la habilidad de los músicos para navegar entre las aguas del pequeño conjunto y la gran orquesta. Fue un reto, pero un reto cómodo.
¶ En Galicia llegaste con tu cuarteto habitual (Aaron Goldberg, piano; Reuben Rogers, contrabajo, y Gregory Hutchinson, batería), pero decidiste grabar el disco con Brad Mehldau, Larry Grenadier y Brian Blade. ¿Cuál fue el motivo de esta decisión?
¶ He tenido suerte en mis veinte años como músico profesional de jazz de haber podido tocar con grandes instrumentistas, tanto los maestros como mis contemporáneos. Y estos músicos que has mencionado, Brad y Larry y Brian, forman parte de mis músicos favoritos sobre el planeta y me encanta tocar con ellos. Cuando nos dispusimos a grabar este disco y le pedí a Brad que lo produjese, en realidad solo pensábamos en la grabación, no en una gira ni en interpretarlo en directo, y parecía que para este disco en concreto y justo en este momento, lo correcto era hacerlo con Brad, Larry y Brian. Hay otros muchos músicos con los que habría sido igual de creativo, pero lo que parecía adecuado era hacerlo con ellos. E ir de gira con Reuben, Aaron y Gregory, pues igual. Aportan a la música una perspectiva increíble, una gran energía, alma y creatividad. Disfruto interpretando la misma música pero con configuraciones diferentes.
¶ Has mencionado que la producción es de Brad Mehldau, con quien compartes, además de escenarios, una gran amistad desde hace muchos años. ¿Influye esa amistad en la evolución musical de ambos?
¶ Brad y yo hemos tocado juntos muchas veces y en un montón de contextos, pero esta fue la primera vez en la que lo hicimos desde los papeles de pianista, arreglista y productor. Para mí fue una experiencia increíble y espero que para él también haya sido buena. No me imagino este disco sin él y me siento muy afortunado de haber podido contar con su colaboración. Sí, hemos aprendido mucho, hemos crecido y espero que en lo que nos queda de vida podamos seguir tocando juntos muchas más veces.
¶ Walking Shadows incluye temas originales y clásicos. que van desde Let It Be al Adagio de Bach. ¿Crees que al final lo importante no es lo que toques sino cómo lo toques?
¶ Sí, creo que al final en jazz lo importante es la honestidad y la creatividad de la expresión. Ese es mi objetivo. El material es importante, ya que se trata de un medio mediante el cual llegar a esa honestidad y creatividad. Creo que cada intérprete de jazz debe buscar su material, sea propio o de otros, y que le inspire para permitirle ahondar y buscar algo interesante y creativo. Eso es lo que busco cuando elijo mi material. No intento hacer grandes proclamas con mi repertorio, es simplemente lo que me funciona en un momento determinado.
¶ Perteneces a una fantástica generación de músicos; Roy Hargrove, Mark Turner, Christian Mc Bride, Brian Blade o Brad Melhdau, entre otros muchos. ¿Podemos hablar de un jazz del siglo XXI y cuáles crees que serían sus claves?
¶ Bueno, no me gusta salirme de mi papel o de mi generación y hacer una gran proclama sobre el estado del jazz hoy en día o si tiene un papel clave en su historia y desarrollo. Quiero ser parte de la música. Me siento muy afortunado de haber podido tocar con todos estos grandes intérpretes y creo que en la actualidad se está haciendo mucha música buena, interesante y creativa. Estoy muy contento de ser un músico de jazz en el siglo XXI, pero los supuestos momentos clave se los voy a dejar a la gente que se dedica a los análisis. Lo mío es tocar.
¶ En esta época de cambios sociales profundos, todo está cambiando, incluso la forma de escuchar música. ¿Es algo que tienes en cuenta a la hora de componer o arreglar un repertorio?
¶ Cuando compongo o arreglo estoy dentro del mundo de la música, pero creo que al final todo lo que haces expresa una forma de sentir y tu perspectiva como ser humano, por lo que no creo que mi música esté desconectada de lo que pasa en el mundo y cómo yo lo percibo. Pero eso tampoco quiere decir que haya una conexión consciente, que estés todo el tiempo pensando en cuestiones sociales o políticas cuando compones. Para mí, la música es un lenguaje en sí mismo, no una forma de escape, y establecer conexiones literales entre la música y lo que ocurre fuera de ella hace que se pierda parte de su magia. A través de ella intento expresar ideas y emociones, pero por lo general no son literales, y al final lo que yo sienta o pienso puede variar de una noche a otra, así que la gente también percibirá esos cambios. Diría que sí, que de una forma muy abstracta e indirecta, mi cultura y mi sociedad afectan a mi música, pero no de una forma directa.
¶ Musicalmente tienes muchos frentes abiertos (jazz, sonidos electrónicos, influencia del rock progresivo); es una búsqueda en tu discurso o te enfrentas a la música sin fronteras.
¶ Creo que practico una saludable falta de respeto por las categorías musicales. Seré un músico de jazz y siento un gran cariño por el lenguaje y la historia del jazz, pero nunca he pensado que se trate de una tradición excluyente. Como intérprete nunca he sentido que tuviese que hacer una apuesta excluyente por el jazz y contraria a otros géneros. Y como intérprete de jazz siempre me he sentido libre de buscar inspiración dentro o fuera del jazz. No pienso tanto en ello como en establecer un discurso entre el jazz y otros géneros, sino en tratar de ser lo más abierto y libre posible como intérprete de jazz.
¶ ¿Crees que con toda esa efervescencia peligra de alguna manera el espíritu original del jazz en tu música?
¶ El espíritu del jazz está relacionado con el de la improvisación. La pureza en el jazz es la pureza de tus intenciones, no la del estilo. Cuando me subo a un escenario a improvisar lo que intento es tocar desde mi alma, con toda la honestidad y creatividad que me son posibles. Esa es la pureza, el espíritu original del jazz. El estilo es el vocabulario y eso puede cambiar, y eso para mí es lo importante.
¶ Supone una aventura personal o una necesidad alejarse de los terrenos trillados del jazz e intentar abrir nuevas alternativas.
¶ Diría que las dos cosas. Es una necesidad para mí, porque es lo que siento en ese momento, pero no siento que me esté apartando de nada, tan solo que sigo mi propio camino. Tal vez ahora dijese que no habría hecho algunas cosas que hice hace diez años, pero en ese momento era mi camino honesto, mi aventura personal, era adonde yo quería ir.
¶ Ornette Coleman, Pat Metheny, Charlie Haden, Jack DeJohnette, Elvin Jones, McCoy Tyner O Chick Corea son algunos de los músicos con los que has colaborado. Supongo que cada uno de ellos ha dejado huella en tu interpretación a la hora de enfrentarte a la música.
¶ Sí, totalmente. Ha sido un sueño convertido en realidad. Un sueño que nunca tuve [ríe]. Nunca podré dar las suficientes gracias de haber tenido la oportunidad de tocar con ellos y todo el apoyo, inspiración y educación que he recibido. De no haber podido hacerlo no sería el músico de jazz que soy hoy.
Agradecimientos a Xesús Fraga (@xfraga) por la traducción
∭
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